martes, 1 de junio de 2010

Poemas de Carlos Castro Jo

Laguna de Perlas
Duermo con la confianza
de que el mar está ahí,
de que ahí estará mañana,
de que no levantará maletas esta noche
y se marchará a otros lugares
sin avisar.

Basta Clarence Street,
esta calle dedicada a un rey de pueblo fiero,
de fémures largos
extendidos a lo largo de la orilla
de la laguna,
para que el mar se quede
y pase la noche
enpiernado.


Bluefields
Que no le baste a Bluefields
su hora de carnaval.

Que le sude su rondón,
su pan de coco,
su mayaya la sin ki,
su tululu pass unda.

Que le baile su palo de mayo.

Que no se me salga este Bluefields de la sangre,
que se quede ahí
junto a la bahía
desvelado.

Que pueda un día
yo descansar
en sus húmedas entrañas.

Que pueda yo
un día
ser llevado
por los hijos de mis vecinos
sobre las calles
de mis pasos
livianos,
rápidos, pequeños.


II
Bluefields es un pueblo de novela
donde la ficción y la realidad
son una sola cara de la misma moneda.

Es el tambor de Lizandro,
su hidrógeno y su oxígeno.

Su nutriente oral es de este suampo.


Bluefields es mayo, mayoyá,
la hora del baile en plena calle.

El sábado en el rancho.

Bluefields
es venir en carrera de Old Bank y Nueva York
a sentarse en las bancas del Parque Reyes.

Bluefields es la brisa de la bahía
y los pescadores tirando su atarraya
dándole movimiento al paisaje imperturbable.

Bluefields es la lluvia
y el calor que se evapora
y los zancudos con su coro
agudo y escalofriante.

Bluefields
es un estado mental.

Corn Island
Alí Aláh esta ahí
con pluma, papel y ojos
acechando.

Pero el mar no empaca
su resignada mochila.

No se va.

Sino que va y viene
sobre la costa
como jugando
con el pobre poeta
que sigue ahí
esperando
a que el mar se vaya
para que él pueda
ir a poner la denuncia.

No me pregunten a quien
iba a denunciar el poeta.

Eso nunca me lo dijo.

Ahora yo estoy aquí
esperando a que caiga la tarde
y a que se vengan los zancudos y los jejenes.

Pero el mar me llama.

El mar es un amante calmo y callado
que viene a besarle los pies a la isla.

Calentamiento global

Voy caminando a la orilla de la bahía

viendo las botellas

y los pedazos de naranja podrida

que flotan en el agua.

La bahía trae al mar

a jugar con la ciudad.

Estoy caminando sobre tierra

que un día será mar,

donde la vida ubicua de la bacteria acuática

colonizará a la terrestre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario