martes, 1 de junio de 2010

Poemas de Carola Brantome


El caracol obsceno

Yo quisiera regalarle un obsceno caracol prohibido
un pez lucio que salte en la noche
las bocas de todas las corzas vírgenes
los pies que oprimen uvas
el vino de las uvas
un barco la niña que fui mañana
las sales de la quilla un puerto un faro el mar
y un televisor
también el agua para el barquillo de papel
un avión un libro desnudo
la parte de abajo de la lengua
un lugar el ay para el deleite
lo anelado en el sueño de la noche
la voz del animal
las luces de Las Nubes vistas desde Ticomo
un rito regalaríale una caja de hacer fotos
un trozo de miel al paladar
no diría qué más hacer
en el huequito hay una cerca y después flores
por las mañanas no sé caminar
y le daría la luz que entra por la ventana
y le despierta el hambre
sé que es fácil sin hablar una mujer no esperará
el lunes y entrégale hoy un fax que llegará
a tiempo en la mañana a la ciudad
para husmear sus rodillas como un perro
a restregarse como un gato
con la pelucilla que asciende
tampoco sé qué haría
el mastilito adobado
el paquetito alado
le pediría y regalaríale las gotitas
lo lucito para el deleite ensalivado
arriba abajo
cuando se engalgan apuran la crecida de agua
el muslo
los santos óleos
y el animal cegádose ha
y le quitaría el yo no sé qué haría.

Cuerpos probables

Los objetos tienen una vida compleja

Néstor García Canclini


Esta es la fiesta.
Los objetos en su sitio polvosos.
Cada uno donde debe estar.
Sin nada vivo alrededor.
Vistos desde la penumbra sin ruidos.
Sin el deseo que puede ahogarme.
Todos ahí sin saberse ver solos.
Como los dedos de una mano, sin poder acariciar lo que quieren.
Comidos hacia adentro.
Como hace la boca con sus besos sin besar.
En ese lugar están, porque no saben irse, ni esperar.
Quietos para todo el tiempo o un momento en soledad.
Dentro de la gaveta.
O en el comedor la salsa y la bolsa que guardó pan.
Y sobre el refrigerador el dulce sabroso de anoche.

Mi cuerpo

Es una orilla mi cuerpo.
La orilla de un río ensimismado.
Un río que bordea sin rebasar.
Una orilla en vilo.
Como un pozo de aguas absortas,
embebidas en sí.
Un juego de subterráneas hecatombes.
Pedrerías contenidas
al filo de una precipitación.

Mi cuerpo es la orilla de un abismo.
La eternidad de un instante arenoso.
La duda de una precaria afirmación.
Un significado con referencia oblicua.

Una letra, es mi cuerpo,
la memoria de páginas
reescritas, releídas.
La voz de un precario olvido.

Mi cuerpo es el poema que no he escrito.
El gran poema de la tarde.
Un poema de significaciones acuosas,
de líneas y rayas desmoronándose.

Es mi cuerpo el aliento de venideras
estanterías,
la infinitud de posibles anaqueles,
y la persistencia de ubicuas bibliotecas.
La escritura de Dios.

Es mi cuerpo la ávida memoria de otro cuerpo.
La certeza del deseo,
la habitación de los roces,
la gravitación del delirio.
Con mi cuerpo llego a otro cuerpo,
a través de abismales inconstancias,
en un juego de mínimas avenencias
y de impredecibles entregas.
Llego a otro cuerpo
con la persistencia ritual de la muerte
y la tenaz amenaza de la vida.

Llego a otro cuerpo para conocer a Dios,
para tener memoria de la obscuridad,
y constancia de la luz.

Y mi cuerpo es sustancia de aquél.
Aquél en el que mi cuerpo navega,
bucea,
ara,
siembra su no destino,
su inteligible palabra.

Es un mar mi cuerpo,
una pequeña flor de sal,
un molusco,
lechoso, viscoso, jugoso.
Es un río.

MIENTRAS LA LARGA SOMBRA EN LA DISTANCIA ALUMBRA

...nuestra voz yerra como un olvido

Alfonso Cortez

Acaso en días desprevenidos

“nuestra voz yerra como un olvido”

y dice pérdida donde no la hay.

Acaso a tientas la larga sombra

en la distancia a las sombras ilumina

para que el odio no rodee su nombre.

Cocoteros insulares eligen

el manchón de playa que no espera tempestad

a sabiendas que pleamar rebalsa siempre.

Acaso en la umbredad el obscuro acecha al ojo

por desconocidas páginas

adentrándose como larva sobre hojas el ruido

de la noche que el negro lomo de mi gato escucha

recostada en periódicos a mi lado

cuando quémanse manos con poemas ajenos

que en el pórtico abandonan su nombre

porque

alguien entrará esta noche

alguien hablará en sueños

alguien

mientras la larga sombra en la distancia alumbra.


4 comentarios:

  1. Hermosa obra poetisa. Un honor descubrir su talento poético.

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    1. MUy agradecida por su comentario, disculpe que hasto hoy lo lea y le responda, así es el tiempo que nos lleva y nos trae.
      De nuevo es usted muy gentil.

      saludos desde la Nicaragua hermosa.

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  2. Que análisis puedo darle a cuerpos probables?

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  3. CAROLA BRANTOME, ES UNA DE ESAS SORPRESAS QUE DA LA POESIA

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